MILAGROS EUCARISTICOS (Corpus Christi) EN AUDIO MP3



SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI:


Esta fiesta conmemora la institución de la Santa Eucaristía el Jueves Santo con el fin de tributarle a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud. Por eso se celebraba en la Iglesia Latina el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.

La Solemnidad de Corpus Christi se remonta al siglo XIII. Dos eventos extraordinarios contribuyeron a la institución de la fiesta: Las visiones de Santa Juliana de Mont Cornillon y El milagro Eucarístico de Bolsena/Orvieto.

En la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia.

Recordemos que en esta Festividad es Misa de precepto; pero cuando hemos aprendido a amar a Dios, cuando ese amor es auténtico, ese amor siempre vence las tendencias de la carne, y tenemos absoluta disposición para estar en la Eucaristía con el Señor: ante el Amor de los amores...."Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28,18).






PROFANADORES CASTIGADOS:

La Justicia Divina no siempre castiga al hombre en el momento mismo que comete un crimen, sino que muchas veces la Infinita Misericordia parece salir a su encuentro para desarmarla y detener siquiera, por algún tiempo, su brazo airado a fin de que el delincuente se arrepienta de su culpa, logre el perdón y se salve.

No obstante, para quitar del corazón humano la temeraria confianza en la bondad de Dios, y hacer que siempre aborrezca el pecado, se consideran en los anales históricos, innumerables hechos de terribles castigos justamente merecidos por nefandos crímenes perpetrados.

San Optato, Obispo de Nmueva en la Numidia, refiere que en Cartago cuando comenzó el cisma de los “donatistas”, movidos estos por el odio que profesaban a la Iglesia Católica cometieron muchos desvanes, lastimando los sentimientos religiosos de los que se mantenían fieles, fielmente adheridos a las enseñanzas y doctrinas de la verdadera Iglesia de Cristo.
Llegó a tal extremo la pérfida de los herejes que se unieron a la chusma del pueblo, siempre dispuesta al crimen, y formando un grupo numeroso con horrible desenfreno, se entregaron al pillaje, saqueando cuantas Iglesias podían.

En una de ellas tuvieron la osadía de profanar y robar los vasos sagrados; no sabiendo que hacer con las Hostias Consagradas que en ellos contenían, las arrojaron con diabólico cinismo a los perros de la calle para que se las comieran, pero ¡Justo castigo de Dios!, en el mismo instante que los perros se volvieron rabiosos y con espantoso furor, se lanzaron contra los inicuos profanadores, y los despedazaron, vengando de esta suerte, la injuria hecha al Santísimo Sacramento.





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EL PAN DE LOS HEREJES:

Constantinopla año 400. San Juan Crisóstomo, esclarecida lumbrera de su siglo, llamado por los raudales de sagrada elocuencia que fluyen de sus labios “boca de oro”, y por lo contundente de su vigorosa argumentación “martillo de la herejía”, convirtió con su predicación a innumerables herejes macedonios, entre los cuales hubo uno cuya mujer como se obstinara en seguir afiliada a los sectarios, plugó al Señor le sucediera un hecho maravilloso que determinó al fin, su perfecta conversión.

Las Verdades Católicas expuestas por Crisóstomo, mostraban ser tan evidentes al marido, que le pareció no debía tolerar por más tiempo, el que profesara su mujer los perniciosos errores de la herejía, y persuadíale a que renunciase y abrazara la fe ortodoxa. Pero ningún fruto sacaba de sus amonestaciones ni en sus largas discusiones porque era grande la tenacidad con que asentía el modo de opinar de los herejes, hasta que, agotados todos los medios de reducirla al buen camino, la amenazó con separarse de ella si cuanto antes no accedía a sus deseos siguiendo el buen ejemplo que le había dado.

La mujer por cumplir con su marido en la apariencia, mas preservando en su obstinación, le dijo que haría lo que el le mandaba, y –concertándose primero con la criada suya- acudió a los templos de los herejes, y tomando el pan que falsamente consagrado daba a sus adeptos, diósele a la criada para que se lo guardase, luego, se fue a la Iglesia de los católicos con su marido para comulgar y asegurarle que era católica. Y recibiendo la Hostia Consagrada, fingiendo que se inclinaba a orar, la dio a la criada que estaba a su lado, y tomó de ella el pan recibido de los herejes el cual se convirtió en piedra.

La desventurada mujer, atónita y fuera de sí, dio parte a San Juan Crisóstomo de lo que le había sucedido y el, la redujo a la fe católica y publicó el Milagro, guardándose para perpetua memoria de él en Constantinopla, aquella piedra en que el pan de los herejes se había convertido.


Fuente: (Sozomeno, Vida de San Juan Crisóstomo, I. 8, c.5. - Baronius, Annales Eccles, t.5, p. 126, lit c, d)





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